lunes, 27 de noviembre de 2017

LEON EN AMARILLO


OLEO. LEÓN EN AMARILLO.
Pintura realizada en 2017.  El reloj de Santo Domingo, lugar emblemático de León, donde la gente quedaba, sobra tal hora. Toda la gente de León lo conoce. La iglesia de San Marcelo (patrón de la ciudad) con parte del jardín de la llamada popularmente Plaza de las Palomas. Detrás de la Iglesia, y frente al reloj, el Edificio Roldán, construido en los años 20 del pasado siglo.Edificio de Botines a la izquierda del cuadro, obra de Antoni Gaudí.
La "Casa de Botines" se debe a la iniciativa de unos prósperos comerciantes de tejidos de León relacionados con los industriales textiles catalanes, uno de los cuales, Carlos Güell, recomendó a Gaudí para la construcción de una nueva sede del negocio de los leoneses.
Su verdadero nombre es Casa Fernández-Andrés.
Gaudí inició el proyecto en 1891  el cual realizara un impresionante edificio de inspiración medieval, resuelto con su inconfundible estilo modernista, que serviría al mismo tiempo como negocio de tejidos en sus plantas bajas y para viviendas en las superiores.
El edificio fue terminado en 1894, siendo su propietario don Mariano Andrés Luna. En 1931, fue adquirido por la caja de ahorros y monte piedad de León, quien se encargo de restaurarle al edificio sus antiguas glorias.

Gaudí tenía 39 años cuando inició la obra. El solar mide 2.390,5 metros. Tiene 4 torres. El sótano tenía 28 pilares antes de la remodelación, cuando le retiraron 7. La ciudad contaba en el año de su inicio, 1891, con 13.500 habitantes. La actual propietaria del edificio, Caja España, se creó en 1990 a partir de la fusión de 5 Cajas de Ahorro. Y tiene 365 ventanas, 1 por cada día del año.

lunes, 20 de noviembre de 2017

MUSICA PARA EL RECUERDO




Cuando tener un casete era un lujo, la mayoría eran grabaciones de otro, cintas de 60 minutos que nos cabía un LP, Se escuchaban una y otra vez, hasta saber de memoria las canciones. Canción protesta, cantautores. Canciones prohibidas, y canciones divertidas. Muchas de ellas  nos siguen emocionando hoy día

martes, 7 de noviembre de 2017

CABALLERO MEDIEVAL


OLEO SOBRE TABLA. Realizado en un cuarteron de ventana. La pintura es un caballero medieval con lanza y escudo , con el caballo ataviado. La tabla procede de la casa de Valle de Mansilla.
Los ideales de la Caballería andante sirvieron para llenar muchas novelas, que cuajaron en el Quijote. Pero también dieron lugar a formas de delincuencia organizada, pues mesnadas de caballeros se dedicaron al pillaje y a hacer la guerra como mercenarios

martes, 6 de junio de 2017

miércoles, 15 de marzo de 2017


EL MARRAKECH DE TRAPIELLO



Marrakech es una tienda-medina rodeada de diecinueve kilómetros de bellísima muralla de diez metros de alto tapial. El mercadeo es su alma y su afán, así que el marrachí lleva siglos doctorado en el arte de vender y comerciar, esa actividad que, siendo innoble para el islam, puede despenalizarse siempre que antes de cada negocio se rece a Alá invocando su presencia en la operación «para que baje a bendecirla y confunda a una de las partes».
En Marrakech verás muchachos hablándote en español espurriao o jerga de euskara o con muletillas catalanas o en francés corrido, en inglés tombolero y hasta echando piropos en ruso según crea adivinar la nacionalidad por las pintas del guiri o alargando la oreja por pillarles de lejos el habla... listos como ardillas de Ketama o esos monos del Atlas que roban mochilas... tú comprar, pasa, paisa, más barato que Mercadona... neska polita gudariak, erosketa poltsa... ¿du yu laik oranch yuis?... y siempre con la gracia arrastrada del charlatán impetuoso que te asalta brindando chollos o describiendo paraísos y haciéndote siempre la pelota hasta el empalago mareante... así suena Marrakech... y también a pedorreta de motocicleta, miles de motocicletas, único medio para poder ir cagando leches y orillando al peatón por aquellos callejos angostos, poblados y umbríos de su inmensa medina... y pese a que motoretas y motocarros fueron jubilando a los pollinos, aún se ven muchos (y jamelgos) callejeando por allí, agradeciendo el peatón su andar calmoso y su rutinaria mansedumbre, aunque el furioso morito que va al pescante le arree varazos del nueve largo.
Una vez, un Hasán pispo nos ofrecía algo en su motocicleta ¡¡enteramente pintada con la simbología del Barsa!!... ¡¡¿del Barsa?!!, fot el camp, noi... eeeh, dio vuelta a la moto y la otra cara era toda del Real Madrid... ¡paisa, yo soy de los dos!... lo puso peor: pues que te den. 
(Pedro Trapiello. Cornada de lobo. Diario de León. 15/03/2017)




lunes, 2 de enero de 2017

CUEVA DE LOS MOROS.








CELDAS DE ARCILLA Y ORACIÓN
PILAR INFIESTA   DIARIO DE LEON
30/12/2016
La primera sorpresa es respirar una mezcla de trigo y tomillo. La segunda, oir el bullicio lejano del Esla o del Torío, levantar la vista a 50 metros del suelo y descubrir la boca de unas curiosas cuevas de arcilla que sirvieron de refugio hace quince siglos a los eremitas. Villasabariego, Villacontilde, Valle de Mansilla y Villaquilambre conservan aún esas viejas celdas de retiro



A escasos kilómetros de León capital, se abren magníficas, las cuevas eremíticas de San Martín (Villamoros) y de Valle (Valle de Mansilla), asentadas en los municipios de Villaquilambre y Villasabariego y rebautizadas ambas como del Moro. Acceder a ellas es rasgar el silencio, llenar las pupilas de cultivos y arboledas que serpentean junto a los ríos Torío y Esla. La caminata es corta, pero intensa para superar los desniveles de las colinas donde se excavaron y reencontrarse con un lugar de retiro y oración usado en la época visigótica, según la creencia. Pasar del bullicio del mundo a la soledad de la celda, olvidar el fragor de la batalla por la paz y el silencio de un cubículo no tuvo que ser fácil para aquellos guerreros de corazón duro, valor indomable, porte soberbio y pasiones insaciables que se transformaron, según la leyenda, en monjes piadosos que optaron por ocupar cenobios austeros. El primer anacoreta renombrado fue el Rey Rodrigo, que se retiró a las montañas de Portugal, y el último, Carlos I, que se refugió en Yuste. En el caso de las cuevas de Valle de Mansilla, la historia y las paredes marcadas por los arañazos y los instrumentos afilados que sirvieron para dibujar sus pequeñas celdas interiores, demuestran que este enclave tuvo un gran peso en la conversión de decenas de ‘soldados’. A partir del siglo X, esos ermitaños comenzaron, con probabilidad, a bajar de sus guaridas y se organizaron en recintos que dieron lugar a los monasterios medievales. De hecho, en las inmediaciones de las cuevas se levanta San Miguel de Escalada y se abre un castro en el que han aparecido columnas, piezas de estatuas, tumbas y numerosas monedas. Además de los eremitas, las cuevas de Valle han servido de refugio a los lugareños durante la invasión árabe, como atestigua una ilustración del Beato de Escalada. En ella se muestra cómo la población local se escondía en el interior de tres colinas. De ahí, que en la zona se hayan bautizado como Cuevas del Moro. Los octogenarios del pueblo recuerdan que las cuevas poseían una gran dimensión al distribuirse en varios pisos. Sin embargo, en la década de los treinta las estancias inferiores se taponaron para evitar los resbalones de los pequeños que acudían a jugar en su interior. El Ayuntamiento estudia la fórmula de promocionar «este curioso patrimonio, testigo de una época». Según las investigaciones, eremitorios similares y rupestres aún se conservan en la zona del río Pisuerga, en el medio y alto Ebro, en los valles del Bierzo, en el occidente de Alava, al norte de la provincia de Burgos y al sur de Santander.

También el Ayuntamiento de Villaquilambre quiere promocionar la denominada cueva de San Martín tallada, probablemente, hace quince siglos en el escarpe de la margen izquierda del río Torío. Para ello, el PGOU incluye un plan especial de protección de esta ermita rupestre, que posee una curiosa nave, un arco de herradura y un ábside con bóveda semiesférica.

Es más, la idea es abrir la ruta verde que discurrirá junto al río hasta el paraje de cárcabas donde se esconde la cueva, popularizada como del Moro. Se trata de una estructura subterránea excavada en las arcillas. Fuera, aún se mantienen varios árboles frutales que, supuestamente, plantó el eremita para abastecerse de comida. La ruta mejorará el camino de subida a la cueva.

La cueva consta de dos partes diferenciadas tanto en planta como en altura. Tras el vano de acceso, muy desvirtuado por los desprendimientos y la erosión de la ladera, que en parte están obstruyendo el paso, se abre una sala rectangular de 3,30 x 3,50 metros. Tras ella un paso más estrecho con arco de medio punto comunica con una sala de planta ultrasemicircular con techo abovedado que se conforma como un ábside. Todo ello indica, según los estudiosos, que la cueva fue ocupada por un solo eremita que la convirtió en una iglesia rupestre con morada y oratorio. En la obra de Claudio Sánchez Albornoz, Una ciudad de hace mil años, referente a León, habla ya del monje ermitaño que vivía en la cueva del monte sobre el río Torío, que está en la localidad de Villamoros. Los redactores del PGOU reconocen que la escasa visibilidad actual de la zona les impidió realizar mayores apreciaciones a la hora de elaborar el catálogo arqueológico. Sitúan el yacimiento en la parcela 13, dentro de un área de monte bajo que se extiende en 16 hectáreas.


Un documento fechado en el año 1006 hace constar que la cueva de San Martín perteneció al monasterio de Santiago de León, luego fue comprada por Zaben, padre de Gundisalvo, hasta que huyó de su soledad y las tierras volvieron de nuevo al monasterio. Otras hipótesis más aceptadas por los investigadores indican que en el siglo VI el rey suevo Recilano martirizó al prior San Ramiro y a doce monjes del monasterio benedictino de San Claudio de León. Los cuerpos se han encontrado en las excavaciones de 1967 a 1969 realizadas en la iglesia paleocristiana de Marialba de la Ribera. Recilano destruyó Lancia, y los eremitas que vivían en las cuevas de esa zona y Villacontilde huyeron. También pudo venir a este Coto Redondo un monje enfrentado con los responsables de San Isidoro y construir su cenobio rupestre, una costumbre extendida hasta el siglo X y practicada por personas que llevaban una vida de oración