miércoles, 19 de septiembre de 2012

domingo, 9 de septiembre de 2012

TAL COMO ERAMOS. TITULO DE FAMILIA NUMEROSA






Ttitulos familia numerosa de la Familia RODRIGUEZ VADILLO. de Valle de Mansilla. León.

el primero es del años 1963, y estabamos todos, Tori, Dosi, Conchi, Nines, Lemi y Tici. (aunque puede que haya alguna suplantación de personalidad...)

el segundo es del año 1980. seguiamos siendo familia numerosa.

domingo, 2 de septiembre de 2012

EL MOLINO DE VALLE DE MANSILLA



VIEJOS OFICIOS

“Nunca se deja de ser molinero aunque ya no haya molinos”

Flavio de la Puente restaura el viejo molino familiar de Valle de Mansilla
MAURICIO PEÑA
F.Fernández / Valle de M.
Flavio de la Puente, molinero, hijo, nieto y biznieto de molineros, lleva varios meses en los que su principal ocupación diaria es irse al viejo molino de la familia para restaurarlo, pared a pared, pieza a pieza, y echarlo de nuevo a andar, que vuelva a moler si hay quien quiera meter trigo y sacar harina.
- ¿Ahora que estás jubilado te metes a restaurar el molino?
- Estoy jubilado, pero un molinero no deja de ser molinero aunque no quede ni un molino moliendo en toda la provincia ¿Cómo les llama todo el mundo a los hermanos de Carbajosa que quedan cuando llegan a los corros de lucha?
- Los molineros.
- Pues eso.
Lo dice con orgullo de molinero y de luchador, que las dos cosas fue (y destacado) Flavio de la Puente, ‘el molinero del Valle de Mansilla’. Ya ha dado muchas muestras de su pasión por su vieja profesiónpues antes de ponerse a restaurar el molino de la familia había ido haciendo una maqueta a escala de un molino. Muchas horas de trabajo para un resultado espectacular, “tal y como es en realidad y eso que lo hice de memoria, sin tener que mirar ningún plano porque lo que has hecho toda la vida lo llevas en la cabeza mucho mejor que ningún plano”. Esta maqueta puede contemplarse en el Museo Etnográfico Provincial de Mansilla, al que se lo cedió.
- Pero esto ya es otra cosa. Es un molino, de verdad. Antes era de más hermanos, pero ahora que ya se lo compré tengo mucha ilusión puesta en él, se llamará El Molín de Marco, que es mi nieto y la alegría de mi vida.
- ¿Y para qué quieres ponerlo en funcionamiento?
- Para el que lo quiera ver, que en unos años no va a quedar ninguno en la provincia. Y para entretenerme. Y para ir a merendar, que está en un lugar privilegiado, en medio de la chopera. Abres la ventana y escuchas el agua del río, ves a los pescadores... El entorno es privilegiado.
Y los recuerdos numerosos. Flavio nació molinero y él repite que nunca ha dejado de serlo. Mientras hablábamos de la maqueta que acabó en el Museo Flavio hizo una promesa. “Yo siempre fui molinero y lo sigo siendo. Es verdad que tuvimos que dejar el viejo y trabajar con uno eléctrico pues el de la familia se quedó sin agua cuando hicieron la concentración parcelaria. Pero te digo una cosa,me he quedado con la parte de los hermanos del molino viejo y lo voy a volver a echar a andar, no sé cuando, pero un día te llamo para que veas como arranca otra vez aquel molino, te lo dice Flavio El molinero”.
Y ya me llamó. Ya está todo preparado. Le faltan remates y detalles pero la vieja maquinaria del molino ya está a punto para que quien quiera pueda ir a ‘leer’ en sus paredes la historia de generaciones de molineros escrita por el último de ellos, Flavio, quien reflexiona sobre el tremendo bajón que ha pegado esta profesión en una provincia donde no se puede ni imaginar los puestos de trabajo que ha creado. “Casi en cada pueblo había un molino ‘grande’, en muchos sitios había varios molinos de los que llamaban comuneros, de varios vecinos... En esta comarca mía en los últimos años ya sólo quedaba yo. lo de la concentración parcelaria fue terrible para los molineros, acabaron los molinos. Destrozan los canales y sin agua mal que haya molinos. También nos hizo daño cuando dejaron de limpiar las presas para el riego de los huertos, que venía muche menos agua por ellas”.
Y pone otro curioso ejemplo de la importancia de los mineros acudiendo al otro campo en el que Flavio de la Puente es muy recordado, la lucha leonesa. “Había molineros luchadoresen los corros de toda la provincia. El de Garrafe tuvo siete hijos ytodos fueron molineros, desde el de La Roma de Villaquilambre hasta los hermanos de Arcayos; los de Carbajosa que decíamos antes, eran otros cuatro o cinco y luchador era el padre; aquel de La Mata de la Riba que fue el primero que pesaba más de cien kilos... en fin, por todos los lados, y no queda nadie”.
Lo dice con mucha pena pues él fue molinero contra viento y marea. Es cierto que viene de familia de molineros pero, como ocurre tantas veces, en su casa querían otra cosa para él. “Fue molinero mi padre, lo fueron los abuelos, el bisabuelo... Siempre aquí, en el Valle, y en otros molinos de la comarca, como en Villiguer y en Villacontilde, pero me mandaron para el Colegio Leonés, y no es que se me dieran mal los estudios, es que yo quería ser molinero y con trece añosdije que me quedaba en casa para ir al molino, era feliz allí. Mi padre no entraba mucho por el aro y para que me cansara y se me pasara la afición que tenía por el molino me llevaba con él, antes de amanecer, cuando se levantaba él, a las tres o las cuatro de la mañana. Y a mí más me gustaba, no me daba pereza, yo con tal de ir al molino”.
Y tuvo que ser molinero.
Y, como buen molinero, excelente luchador, de los grandes de este deporte. Tanto que “pese a entrar en medios, Olegario Cascosme mandaba para pesados”.